En
ocasiones la vida es enigmática, el hecho de estar lejos de casa no genera
necesariamente añoranza, una vez mi intelecto y mi afecto estaban totalmente en
equilibrio con el ámbito que me acogía y entre ambos creamos una especie de
atmósfera cálida, si, la entrañable naturalidad del ser sin condicionantes ¿que
podía echar de menos? solo a ti y estabas también a mi lado…
Vivimos
en un concepto de tiempo que no atendía a criterios ortodoxos ¿o sí? ¿Quién lo
sabe? Tampoco me preocupaba en demasía en ese momento…
Ahora,
cada vez que me acuerdo de ti, una paz que no se puede describir mas que con
silencios viene a mí y me recuerda que existen instantes sin principio ni fin.
Pedro
L. Villalonga y Cardona