sábado, 17 de mayo de 2014

UNA TARDE…

Una tarde, como los pájaros volaste hacia mí libremente,
te posaste en una de mis ramas decaídas, abatidas y mustias,
después la empujaste con tu mano intensa y a su vez exquisita,
se cerraron mis parpados que suspiraban por abrirse a instantes.

Una tarde, despertaste mis hojas dormidas por el tiempo,
y libres pudimos caminar sobre una suave brisa, cruzando florestas perfectas…
en un lapso nos precipitamos en tibios cánticos de placeres incompletos,
al llegar la noche con el tititlear de mis ojos desapareciste, perpetuamente.  


Pedro L. Villalonga y Cardona


No hay comentarios:

Publicar un comentario