Son hermosas las palabras de la mirada de aquella mujer,
tan bonitas como esa flor, que jamás debió cortarse de jardín alguno,
conoce las virtudes, disposiciones y habilidades del silencio estridente,
me cautiva su percepción íntima, su proporcionalidad exquisita,
representa la plasticidad lingüística en lo imaginario,
expresa su realidad con una visión personal madura, la excelencia…
tan bonitas como esa flor, que jamás debió cortarse de jardín alguno,
conoce las virtudes, disposiciones y habilidades del silencio estridente,
me cautiva su percepción íntima, su proporcionalidad exquisita,
representa la plasticidad lingüística en lo imaginario,
expresa su realidad con una visión personal madura, la excelencia…
Es ella, con su mirada; su armonía;
su cadencia; su rima
y es bella, muy bella…
Pedro L. Villalonga y Cardona
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