miércoles, 3 de diciembre de 2014

EPITAFIO, ELLOS NO LO SABÍAN…


“Llamo rumiantes a los hombres que se pasan rumiando la miseria humana, preocupados de no caer en tal o cual abismo”.

Miguel de Unamuno


Vivimos en elemental colectividad, nos intuimos por simple semejanza
no nos pensamos, nos equiparamos, no nos interpretamos, nos ojeamos,
no nos cultivamos, solamente estudiamos, no descubrimos, no investigamos,
otros lo han hecho ya por nosotros y en este decadente lugar deambulamos.

Si la libertad es lo que nos define, la opinión es quien debe unirnos,
la discrepancia acercarnos, ya que disentir no es rivalizar, es enriquecer…
opinar es perfeccionarse, y conversar, remontar juntos. Aproximar es un contraste, verificación de una enorme y solida capacidad vital.

Cuando alguien fue entrañable, tierno y afable, este suele ser su epitafio:

Cuando en apariencia no queda nada, en realidad todo permanece, en nosotros reside una definitiva e incondicional belleza, nuestros recuerdos… el vínculo que se estableció en su momento nunca prescribe, es la vida simplemente, un pacto establecido con anticipación.

Es triste, pero preferimos dejarlo por escrito, para que sea visto y si lo anunciamos sobre maderas nobles y en letras doradas, mejor todavía, ¡cuánto se querían! dirá la gente ¡cuánto se amaban! Pensarán…

¡Pero la realidad es que ellos no lo sabían!

Pedro L. Villalonga y Cardona

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