jueves, 12 de marzo de 2015

LA CULTURA Y LO GENERAL



“Cualquier trabajo de arquitectura que no sea capaz de expresar serenidad es precisamente un error. Por ello es un error reemplazar la protección de los muros con el uso incontenido de ventanales enormes, cosa que impera hoy...”


Luis Barragán


En un pasado demodé, el mundo de ayer, de apariencia retrograda, es decir en el siglo XIX y en la primera mitad del XX, la clase media europea daba mucha importancia a la cultura general. Era uno de los procedimientos predilectos para evidenciar cierta  posición social y una exigencia que conllevaba la necesidad de educarse permanentemente. Hoy, en cambio, la cultura general va relegándose progresivamente al conocimiento común de lo que podemos escuchar en televisión o en la calle, mientras, el discernir humanístico apenas es valorado, cuando no es reprochado, difamado o tildado de “friki”.  

La dictatorial audiencia de los medios de comunicación sin ir más lejos, han tenido una capital importancia en el proceso de arrojar la sabiduría cultural al contenedor de los desperdicios inútiles (es el incoloro, por si alguien se lo pregunta). El mejor ejemplo de todo lo expuesto lo podemos encontrar entre la elección de contemplar a veintidós hombres persiguiendo un mismo balón y un reportaje sobre Tomás Moro, pensador, teólogo y escritor inglés, famoso por su obra Utopía, donde se relata la organización de una sociedad ideal, es más que evidente conocer quien se llevará el “share al agua” y más aún si la competencia televisiva se dirime entre Belén Esteban, la princesa del pueblo y Francisco Rodríguez Adrados, por citar a un sabio humanista contemporáneo.

No nos engañemos, en el pasado la insistencia en destacar los conocimientos culturales servía también de barrera entre “clases sociales”, ahora, el mundo ha logrado simular la fracturación de esa separación entre los hombres, ha nacido la vulgaridad en su máximo exponente, creando la democratización de la ignorancia, y yo me pregunto ¿existen muros mayores?  

Pedro L. Villalonga y Cardona

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