La verdadera belleza, la que proporciona sentido a la
razón del corazón, la que sugiere y propone con los ojos o sin ellos, anda
descalza; puedo verla de espaldas en su camino hacia el mar y sus sueños...
O jugando con los frutos de estos, incluso los que un día
quedaron atrás para vivir otras vidas...
Bailar otros ritmos y amar otras melodías...
Aquellas que son tan hermosas, como las tuyas y de mí.
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