sábado, 8 de noviembre de 2014

EL RELOJ Y SU ARENA


“La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”.


Oscar Wilde


Y había proyectado para noviembre una huella asimétrica, quizás tu estigma, hacías acto de presencia en una esquina  del ceremonial teatro de lo absurdo… ahí sigue, no hay espejos ni moldes, aunque si hay relojes, relojes decadentes con muelles de trinquete y cañones de minutos,  junto a ellos, tornillos de tirete, han desaparecido ya las ruedas de las horas así como las de los minutos, solamente me queda un anillo, el último, el del círculo de la corona… pero no tengo reina… y sin reina para que quiero aureolas tangibles y sortijas…

Creo que tomaré el puente del tren de argollas y anillas y me iré, dejando a su libre albedrio las manecillas que en un tiempo remoto marcaban mis ciclos, si, con el vendaval de estos días quizás lleguen a quien las necesite más que yo y carezca de ellas … pero… no me olvides, no lo hagas jamás, simplemente porque un día voy a dibujarte… ¡sabes que se hacerlo! ¡Sabes que lo haré!      

Pedro L. Villalonga y Cardona

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