“Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los
cerezos”.
Pablo Neruda
De tus caderas a tus pies voy por esas colinas,
son del color del café,
delgadas huellas que solo yo descubro,
centímetros quemados, pálidas perspectivas.
Aquí, unas montañas, creo que nunca saldré de ellas,
ni de tu ombligo, que junto a tu piel que me incineran,
en realidad ya lo hacían antes que las brasas se encendieran.
¡Oh! Allí… Un jardín, es el centro del universo,
un cráter, una rosa del edén de fuego humedecida,
y por tus piernas
desciendo hilando en espiral.
Después, durmiendo en el viaje, llego a tus rodillas
son de redonda belleza como a las cimas puras
de un claro continente, la mente.
Ahora hacia tus pies resbalo,
de ellos al vacío de la sábana ardiente
caigo seducido, ciego y ferviente busco tu contorno,
que es como la preciosa porcelana fabricada con esmero.
¡Única!
Pedro L. Villalonga y Cardona
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