“Puedes
olvidar a aquel con el que has reído pero no a aquel con el que has llorado”
Khalil Gibran
Llegué a ti presintiendo de todo, te entregue
mi lengua entre el viento y las hojas de los árboles. Resonaste en mi universo haciendo
que por ti yo perfilara poemas. Muy oculto en mi pensamiento, tengo aun tu
sabor en mi lengua, aunque ya no recuerdo el calor de tus piernas que trémulas acogía
cuando se abrían a tus deseos, donde gemías como fiera hambrienta. Donde dejabas
un líquido dulce entre mis dientes.
Pasan los años y espero regresos absurdos, soy
un hombre dormido en recuerdos extraños. Y es que algún día ya muy lejano hiciste
blanco en mis sueños, rozaste tu carne en mis labios y encendiste mi aliento,
eras un suspiro y su lamento al que mudarse para vivirte.
Un día nos ocultamos en la sombra del
silencio, todo tiene un punto final, incluso el olvido de un instante o de un día
que llena o vacía una vida ¡cómo puede llenarse una vida!
Y la existencia en su forma solvente regresa
siempre puntual a mis horas y trata de hablarme. Alude y acude a mis más profundas
dilucidaciones. Sigue sin voz, trata de cantar
en mis adentros y sin palabras hace perecer mis más bellos versos.
Pedro L. Villalonga y Cardona
No hay comentarios:
Publicar un comentario