viernes, 23 de octubre de 2015

EL JUEGO




Así fue como entré en el juego. Buscando en  lo más profundo, intentando bucear en tu alma y porque no decirlo también, en tu cuerpo. Al llegar, no hablaron ya tus poesías y había desaparecido la música e interpretaste tú papel haciendo uso de palabras de otros. 
 

En esa búsqueda, sólo quería llegar a ese puntito de ahí, nada más. Un punto donde realidad y ficción coinciden siendo lo mismo, para al final hacerse polvo susurrando alguna situación fastuosa y mágica que adquiere en principio un compromiso sutil. Quería y necesitaba cruzar el umbral de  donde están escritos los sueños, en un papel arrugado, donde habríamos sido libres; donde podríamos haber imitado al viento.
 

Te diré algo más; tú siempre has sido pensada,  yo jamás  quise renunciar a un precioso instante, tal vez de una vida utópica, casi quimérica.
  

Y es que recuerdo que cerrábamos los ojos, cruzábamos el umbral del acantilado y me abrazabas, al instante decías - ¡Aquí no hay frio! – Mientras, una somnolencia casi narcótica hacia que nos quedáramos dormidos, y unidos jugábamos a ser vida.
 

Pedro L. Villalonga y Cardona

No hay comentarios:

Publicar un comentario