“Una
sinfonía debe ser como el mundo. Debe abarcar todo.”
Gustav Mahler
Jamás se habían soñado, solo se habían
recitado los más bellos versos, eran el preludio de tonalidades perspicaces y habían
compuesto ya una sinfonía.
Su allegro, sus variaciones, su rondó… Ahí,
en esa modificación
de la estructura de los movimientos. En tiempos de danza todavía sin
nombre, residían ambos sin saber en realidad quienes eran y aunque no se
conocían ya se percibían.
Eran los extraños perfectos, formaban parte
de la dimensión silenciosa y preciosa del anhelo, buscando una amplitud que
proveyera la espontaneidad de promesas pretéritas.
Pedro L. Villalonga y Cardona
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