jueves, 21 de enero de 2016

A TREINTA LUCES DE VELA



A treinta luces de vela bajó mi estrella y aunque suene a fábula, la había soñado ya en papel.

A treinta luces de vela, ella perfiló mis poemas y mi razón, finalizaba la primavera de mi existencia…

A treinta luces de vela resonó todo mi universo, y aunque suene a quimera, se restauró la libertad de mi mente.

A treinta luces de vela, intento ahora alcanzar sus besos, deseo crear surcos en el camino, fusionando corazones y lágrimas, rompiéndonos en abrazos y tomándonos de la mano.

Pedro L. Villalonga Cardona

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario