Coincidimos en un paraje etéreo, un tiempo y su espacio, luego nos perdimos
en sensaciones, deseos con significados dispares.
Abrazamos la luz para que nos acariciase el aire. Que no nos roben la
tarde, dijimos… y en ella quisimos perdernos para sentirnos besados por el alma
del alba.
Transformamos nuestro mundo, recordamos y olvidamos en un instante sin tiempo todas las penas. Entonces, nos hicimos esclavos de un abrazo, un profundo y sentido abrazo.
Transformamos nuestro mundo, recordamos y olvidamos en un instante sin tiempo todas las penas. Entonces, nos hicimos esclavos de un abrazo, un profundo y sentido abrazo.
Adquirimos con el formas absurdas, dibujando un mundo fascinante, apenas respirábamos, mientras, los rayos de la luna entre nuestras piernas correteaban…
Pedro L. Villalonga Cardona
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