Aun
habiendo vivido en mi mente todos y cada uno de tus detalles, la música de tus
pensamientos y el aroma de tus sueños; siempre me queda algo por reflexionar…
Y
es que aquella simple palabra que debía pronunciarse con cierta delicadeza,
aquel matiz, aquel colorido y su metabolismo dotados de entusiasmo y a su vez
de percepción cálida, sensual y jovial, ha sido articulada ya, y ha sido tu voz
y su recorrido…
Has
abierto una nueva ruta que junto a su deriva convoca y a su vez agasaja e
incita a un imperativo hospedaje…
Es
un imperativo exento de exigencias y obligaciones; y es la parte realmente
importante del quedarse, querer quedarse…
Y
que te quedes, si, que te quedes…
Porque
también te quiero.
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