Habían
pasado ya muchos años, tiempo mas que suficiente para un olvido definitivo, pero la existencia
que en este aspecto es cuanto menos intrigante, por no declararla desleal, no
entiende de permanencias y adopta atributos infinitos…
Pedro L. Villalonga y Cardona
Os
describo lo acontecido:
Fue
ella la que se le apareció de nuevo, pura casualidad, sin duda alguna…el, al
verla a lo lejos, al principio dudó, aquella presencia iba adoptando forma por
momentos y le era familiar esa silueta, su faz, sus ojos, su fino cabello…sin
mediar palabra, ella invadió su espacio vital y le beso en la mejilla, el le
correspondió con un gesto semblante, en aquel instante llegaron a sus mentes
todos los momentos emocionantes de épocas
pretéritas, exentas del cúmulo de responsabilidades actuales, fue un
retorno al pasado, un pequeño placer para los sentidos aunque de gran dimensión
psíquica y espiritual…
Al
intentar iniciar una conversación, aquel entorno empezó a difuminarse, la
tangibilidad desapareció totalmente,
toda armonía se torno estridencia…en un lapso desperté, si, había sido un sueño…aun
así, he de decir que “el” era yo y “ella” ha pasado por mi vida…
Algún
día, os contaré toda la conversación que no iniciamos, la imperceptible, se
encuentra en una dimensión inaccesible para mí en este momento, pero la secuencia
ya se ha iniciado y estos procesos no entienden de permanencias y adoptan
atributos infinitos…
Pedro L. Villalonga y Cardona
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