“Los sollozos más hondos del violín del otoño son igual
que una herida en el alma de congojas extrañas sin final”.
Paul Verlaine
Día de
nubes, grandes ideas, llega a mí la tormenta,
equilibrios
imposibles, brotan los dolores del alma,
¿Dónde hallaré
la frontera entre lo deseado y lo alcanzado?
Espero,
observo ese árbol, analizo sentidos,
¿Terminaré
en un abrazo? ese simple y sensible roce
¿Hasta
cuándo he de soñarlo?
Y miro,
te veo, pero la urna de cristal no se rompe.
Son
cálidos tus ojos, siento que me atraviesan, pero no me ven,
y afloran
en mi sentimientos y sensibilidades.
Sale el
sol, las nubes se dispersan, la tormenta se va,
mi mente
es frágil y los daños significativos, nada cambia,
colores
extraños, algo ocurre, ya no impresionan como ayer.
Sigo
buscando, te veo a lo lejos ¡no! no eres tú,
estoy
cansado, pero no voy a parar ahora,
continuaré
buscando, sé lo que quiero,
un
abrazo, el abrazo, tu abrazo.
Cuando
lo encuentre en ti, me habré encontrado a mí mismo
y
nuevamente llega la noche, esa oscuridad…narcosis
quizás al
despertar caerá el muro y el mundo que nos separa.
Pedro L.
Villalonga y Cardona
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