...Sucedió en un bosque, campiña genuina, con mar
aledaño,
bellos árboles, ramas de todas las medidas, diseños y disposiciones,
hojas en consecuencia, verdes tonalidades con leves luminosidades áureas,
se advierte la armonía, un perfume con significados inequívocos…
aplicando procedimientos ancestrales y haciendo uso de los vientos del norte,
agita sus ramas y le envía una de sus hojas, la elige con esmero, la más hermosa…
concluida la época de brisas y ventiscas, pactan con una paloma, ella volará,
materializará la labor del viento pretérito, continuará así el intercambio de hojas,
no se detendrán mutuos deseos sus destinos seguirán unidos…
ni en su serena placidez, no hay sosiego, se encuentra vacío, hueco por dentro…
Pedro L. Villalonga y Cardona
bellos árboles, ramas de todas las medidas, diseños y disposiciones,
hojas en consecuencia, verdes tonalidades con leves luminosidades áureas,
se advierte la armonía, un perfume con significados inequívocos…
Un árbol vive en esa floresta, en su habitual rutina,
serena placidez y sosiego,
al alba, en un instante cualquiera, se advierte una nueva
moradora, esplendida, bonita…aplicando procedimientos ancestrales y haciendo uso de los vientos del norte,
agita sus ramas y le envía una de sus hojas, la elige con esmero, la más hermosa…
Ella la recibe, le satisface, la satisfizo…al día
siguiente, el es correspondido,
algo aflora entre ambos y meditan…quizás con el tiempo y
el crecer de las ramas… concluida la época de brisas y ventiscas, pactan con una paloma, ella volará,
materializará la labor del viento pretérito, continuará así el intercambio de hojas,
no se detendrán mutuos deseos sus destinos seguirán unidos…
Un día, el deja de ser visitado por la paloma, no sabe
muy bien porque,
conoce ciertas razones que han podido ser el argumento, quizás ella no le entiende bien…
es inevitable el transcurso de un espacio, todo requiere
sus ciclos, es la existencia…conoce ciertas razones que han podido ser el argumento, quizás ella no le entiende bien…
Tal vez no es esta la razón ¿Quizás? ¿Quién sabe?...
pero el árbol que vive en esa alameda ya no está tampoco
en su habitual rutina, ni en su serena placidez, no hay sosiego, se encuentra vacío, hueco por dentro…
Pedro L. Villalonga y Cardona
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