Y sonrío distraído,
pensando en cuando leías a ratos mis poemas…
descifrabas mis palabras, creabas deseos con rimas y melancolías,
descifrabas mis palabras, creabas deseos con rimas y melancolías,
renovabas letras y
palabras, nacían emociones, era el poema perfecto.
Y ahora soy solo yo, compositor de versos a su libre albedrío…
el pintor de letras de colores para labios que se entremezclaban al leerme,
y eres tú, mi lienzo preferido, el que hoy recibe mis palabras de afecto y ternura,
tu, por quien me aíslo de lo conocido, para narrarte nuevas palabras de amor.
¿Sabes? Desde que no eres conmigo, quiero encontrarte…
Pedro L.
Villalonga y Cardona
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