La
naturaleza de nuestro mundo es hermosa, pero ella, por si misma no es capaz de
reconocerse como tal y por ello sigue
siendo aún más bonita.
La
naturaleza humana distorsiona el concepto, conforme a unos principios
estéticos, adecuados a conveniencias arbitrarias, infundadas y en ocasiones
ampliamente injustificadas.
La caracterización de una persona como «bella», debería
basarse en una combinación de belleza interior, “primordial” que incluyera los
factores psicológicos tales como congruencia, integridad, inteligencia,
personalidad, simpatía y empatía.
La belleza exterior, es decir, atractivo físico,
«puede» complementar a la anterior e incluye factores físicos tales como
juventud, medianidad, salud corporal, sensualidad y simetría, pero estas
características deberían ser factores secundarios o terciarios.
¿Es así realmente?, ¿debería ser así realmente? O ¿estoy
totalmente equivocado?
Pedro L. Villalonga y Cardona
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