Ella nació en un lugar donde
el suelo y el techo no estaban totalmente definidos, los conceptos no estaban objetivamente
valorados, aun así la existencia la sostenía, prueba de que la vida no
decepciona. Con el paso del tiempo, la distancia ya casi inexistente entre lo
que para ella llego a ser el entendimiento, se fue acrecentando, vivía ya en un
lugar totalmente ingrávido, un día y sin previa presentación, la mundanal y
protectora sustancia que mantiene el orden establecido empezó a pasarle
factura, su justa factura. La suerte la sigue acompañando, aunque no sea
consciente de ello. Eso sí, ahora ha vuelto al lugar donde el firme y su límite
siguen teniendo los mismos atributos y
significados que en el pasado….
Es el cuarto o quinto tren
que le brinda su oportunidad en su realidad…, sé que tampoco la aprovechará.
Pedro L. Villalonga Cardona
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