En ocasiones, la soledad es mi gran compañera de viaje, mi
amiga… en realidad no podría vivir sin ella, es quien me permite aislarme del
mundo. Esos instantes sirven para conectarme a otro plano, a otra dimensión, en
este lugar que os describo soy libre, totalmente libre y sí, eso es así porque he aprendido a equilibrar mente y alma,
pero quiero aclarar que el alma contrariamente a lo que se cree, no está en nuestro
interior, es una especie de aureola infinita que nos envuelve, en nuestro
interior se quedan los buenos recuerdos, nada más, el alma sigue abrazándonos
desde el exterior…
Cuando consigo sentir solamente el peso de mi cerebro dentro
de mi cabeza puedo hacer lo que desee, analizar comportamientos pasados, tomar propósitos
de enmienda…puedo escuchar el mar, el viento, la lluvia o puedo escuchar la
nada, el absoluto silencio, aunque sabes, te escucho a ti también, pese a que
no hables…
Pedro L. Villalonga y Cardona
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