Cuando puse mi pié desnudo sobre mi
barco por primera vez, decidí que concentraría todos mis esfuerzos al presente,
al ahora únicamente, pero tal y como escribí ayer, eso no es totalmente
posible, siempre quedan y supongo quedarán recuerdos, los bonitos generalmente
mis “plataformas de apoyo”.
Lo mejor de mi ahora es que los
problemas en plural han desaparecido, aquí todo se sintetiza, en ocasiones la
única sensación es la de la supervivencia, cuando el mar y el viento se ponen
de acuerdo hay que utilizar todos los recursos que me brinda el barco en
conjunción con mi mente y saber aprovechar las deficiencias de mis contrincantes,
que no mis enemigos ya que estoy en el mar porque quiero y deseo…
Viajo con un libro, si, de un autor
y navegante de mi tierra, aprendí mucho con él, escribo a continuación un
pequeño párrafo de cara a que toméis conciencia de la persona de la que hablo:
Pedro L. Villalonga y Cardona
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