Sé que estoy inscrito en la escuela de la vida, catalogado,
me dijeron que el tiempo pertenece al parecer a alguien llamado “el maestro”, según
él, tengo cuarenta y ocho años ¡fuh! qué mal suena eso… pero claro, me lo dijo
ese profesor… y yo no le creí.
He de decir que hoy, he despertado con una extraña
sensación de momentos, he contemplado y curioseado mis ayeres y con calma he
meditado lo vivido… “por azar” llegó a mi mente la teoría del vaso de agua medio
lleno, medio vacío, inmaterial y automáticamente me he bebido el agua, evitemos
tentaciones… sin agua en el vaso, he sido libre, entonces he pensado, será la
primavera que ya ha acabado, la
primavera de mi existencia y de las estaciones que en ocasiones no conocen
plazos…
En ese momento he recordado mi verdadera edad y no se
clasifica en cifras, porque en definitiva, yo vivo con
mis letras, mis colores, aromas que generan música, palabras infinitas… nada de
ello tiene inicio ni fin, más aún si mi sensación proviene de un sueño y es que
en realidad mis años son la vida, mis meses son indefinidos y mis días…
instantes, sin más.
Pedro
L. Villalonga y Cardona
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