Siento
cómo la vida va pasando rápidamente, cual viento que grita y con el paso del
tiempo se va moderando, en ocasiones incluso suavizando, cómo los surcos,
estrías y olas que se desenvuelven al mismo ritmo que los sueños…
Mi pluma,
que descansa ahora tranquila con apariencia armónica sobre la mesa, no levanta
la cabeza ni mira la hora, entonces mi mano se cobija descalza sobre mi
pecho, vive en el exilio de antiguas promesas, viejos recuerdos y susurros
sublimes…
Advierto cómo el tiempo derrama instantes sin descanso ni demoras… y allí te espero para tratar de parar la vida, al aroma de los minutos de la mañana; para que nuestras manos se entrelacen de nuevo al son de miradas y silencios; para que el dolor desaparezca, porque lo que esté sintiendo sean tus besos y tus caricias, para que cada día venga con futuras esperanzas y presentes deseos.
Mientras, seguiré escribiendo, solo por las noches y permaneceré a tu lado tan cerca, tan lejos…
Advierto cómo el tiempo derrama instantes sin descanso ni demoras… y allí te espero para tratar de parar la vida, al aroma de los minutos de la mañana; para que nuestras manos se entrelacen de nuevo al son de miradas y silencios; para que el dolor desaparezca, porque lo que esté sintiendo sean tus besos y tus caricias, para que cada día venga con futuras esperanzas y presentes deseos.
Mientras, seguiré escribiendo, solo por las noches y permaneceré a tu lado tan cerca, tan lejos…
Pedro L. Villalonga y Cardona
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