miércoles, 3 de junio de 2015

LA NECESIDAD DE UN ARMARIO…



“Siento como si hubiera entrado en un extraño espacio en otro mundo, donde cualquier cosa podía pasar, donde las identidades se podían cambiar como los zapatos. Donde esos pensamientos muertos estaban vivos nuevamente. Donde todos conseguían su final feliz para siempre”.
 
Gayle Forman


¿No se os ha ocurrido nunca que la vida es en ocasiones muy parecida a un armario? Sí, sí, un armario. Un lugar donde guardamos cosas de diferente índole, donde podemos mezclar aspectos del pasado, del presente y del futuro. Este, está lleno de cajones con cientos de pertenencias que nos abocan unas veces al orden y otras al caos.
En ocasiones me ronda la idea de que si miramos un armario podemos vernos a nosotros mismos, pudiéndose convertir así en una analogía clara de nuestra persona y más aún de nuestra verdadera identidad. Pero definir un armario resulta una tarea relativamente sencilla…Todos tenemos en mente nuestro guardarropa, sabemos qué es lo más preciado de su interior y lo que deberíamos desechar sin falta antes de que llegue la próxima temporada, y es que si no obramos así su capacidad de almacenaje quedara limitado, condicionado… 

Conocemos también cuales son la piezas que conjuntan mejor y queramos o no esto nos permite experimentar una sensación de leve alivio cuando estamos tristes, sabemos también de aquél que potencia o disimula nuestros atributos (pura fachada), donde se ubica específicamente aquella prenda que se nos antoja y lo que debemos escoger en menos de un nanosegundo cuando tenemos prisa. 

Pero estaréis de acuerdo conmigo, que preguntarse lo mismo acerca de nuestra persona es sin duda mucho más complejo. Seguramente necesitaríamos más tiempo y esfuerzo en responder a preguntas similares, como por ejemplo: ¿cómo somos? ¿Cómo nos definimos? ¿Cuáles son las estrategias y los recursos que utilizamos para relacionarnos? Y nuestras habilidades y capacidades más destacables, nuestros valores, los rasgos de personalidad que nos ensalzan y los que ante ojos ajenos nos debilitan, en fin…

Pedro L. Villalonga y Cardona  

No hay comentarios:

Publicar un comentario