miércoles, 29 de julio de 2015

PALABRAS PACTADAS

 
El hombre cree que desempeña su papel en determinada obra y no sabe que mientras tanto han cambiado el decorado en el escenario sin que lo note y sin darse cuenta se encuentra en medio de una representación completamente distinta”.
Milan Kundera
 
En aquellos tiempos, dábamos por sentado que siempre podríamos conversar. Te hablo de aquel lugar donde antes me ofrecías tu sonrisa, tus caricias de seda… eran momentos brujos con argumentos inefables e instantes de locura compartida. En realidad, simbolizábamos en apariencia el haber pasado página a todas las dudas e indecisiones planteadas por la concepción meditada de “la insoportable levedad del ser”*.
 
Pienso que con el paso del tiempo ambos nos dimos cuenta de ciertas autenticidades cuestionables. Vivíamos en una parábola, abotonados a ella, encorsetados en el lado insalubre de la existencia… en ese instante, llevamos a cabo nuestra mejor declaración de intenciones; dejamos de emanar espacios entre usufructos comunes.
 
Entonces, al alba pude sustituir los momentos huecos y las brisas heladas, de repente, los atardeceres milagrosamente dejaron de ser solitarios. No negaré que cierta bruma trató de espolear ciertas reminiscencias. Pero llego el anhelado olvido, entonces todo fue distinto, dejé de odiar mi indiferencia, desempolvé mi faceta fiel y pletórica, rememoré mi inocencia, de hecho siempre había estado buscando un espacio donde verter unas palabras pactadas, simplemente…
 
*Milan Kundera, novelista franco - checo, dramaturgo, ensayista y poeta cuyas obras combinan la comedia erótica con la crítica política y la especulación filosófica.
 
Pedro L. Villalonga y Cardona


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