el escribía palabras singulares, interpretaba sueños,
ella se expresaba con entusiasmo, pasión…
ambos sabían que debían vincular su frenesí.
El creo una melodía imperceptible,
el estruendo del silencio,
Ella fue seducida por el
encanto de los acordes afables,El advirtió la presencia de una ausencia vital,
Algún día una esencia, engendrará la fragancia perfecta.
Pedro L. Villalonga y Cardona
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