…Y tras brotar en una primavera radiante, junto al mar que disfrutó,
Empezaron los claro oscuros días de brillantez sin sol,
Aun así, ella era feliz, su inocencia la delataba…
El paso del tiempo aniquiló la translucidez,
El desconcierto acosaba sin llegar a acorralar,
La turbación empezaba a susurrar su melodía favorita,
Sin avisar y con autoridad se presentó la realidad…
El mar, si, el mar que tanto amaba desapareció de su existencia,
Y aunque capaz de resistir las condiciones adversas,
Sintió un angustioso dolor que marcaría su vida por un lapso de tiempo,
El resquemor, pacientemente dejo de ser incesante…
Aparecieron dos haces de luz, de feliz claridad y color,
Son la exposición magnánima de una realidad superior,
Son el mar de su primavera perenne,
Y aunque el argumento en ocasiones se le hace perpetuo,
Su debilidad es su dureza, la indefensión se hace patente.
Hace un tiempo, ya en el verano de su realidad ingenua,
La invadió aquella existencia que tanto dolor creó en su momento,
Aparentando un ejercicio de transparencia genuina,
La volvió a herir en el centro de gravedad de su alma,
Resignada sobrellevó una puesta de sol que se asemejaba infinita…
Pedro L. Villalonga y Cardona
Dedicado a una persona muy especial para mi, a pesar de estar a su lado durante muchos años, solo la había mirado, no la había visto y estoy orgulloso de haber dado este último paso.
ResponderEliminarAmigo poeta sin yo saberlo,cuanto valoro estas palabras,fiel reflejo de una realidad vivida,ahora mirada con nostàlgia,serenidad y madurez adquirida prematuramente en la escuela de la vida ....gracias por acordarte.
EliminarSon unas palabras sentidas, quizás un alegato a la amistad verdadera, relatos conocidos por mí, se unen en una composición escrita, una ilustración de lo tierna o perversa que puede ser la existencia humana…
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